Ulises-Odiseo-sirenas

Lista de obras literarias escritas antes del año 1600.

Se quedaron fuera por los pelos: Poema de Gilgamesh (Anónimo, 2500-2000 a. C), Orestíada (Esquilo, 458 a.C.), Antígona (Sófocles, 442 a.C.), Medea (Eurípides, 431 a.C.), Electra (Sófocles, 418 a.C.-410 a.C.), Edipo en Colono (Sófocles, 406 a.C.-405 a.C.), Eneida (Virgilio, 19 a.C.), Metamorfosis (Ovidio, 8 a.C.), Romeo y Julieta (William Shakespeare, 1597).

1

Odisea

Ὀδύσσεια [Odisea] (Ὅμηρος [Homero], S. VIII a.C., Poema épico)

«No serás desde ahora, Telémaco, vil ni insensato
si ha calado en tu ánimo el noble valor de tu padre:
tan perfecto varón era él en palabra y en hechos,
y tu ruta no habrá de quedarse incumplida y sin logro.
Si Penélope, en cambio, y Ulises no fuesen tus padres,
no cabría esperar que realices la empresa que ansías,
pues son raros los hijos que al padre se igualan: peores
son los más y mejores de cierto muy pocos. No obstante,
pues jamás desde ahora serás cobarde ni necio
ni te falta en verdad el ingenio de Ulises, confía
en que pronto acabados tendrás los trabajos que intentas.
Deja, pues, a esos hombres que sigan su plan y sus trazas,
insensatos, que están por igual desprovistos de juicio
y honradez: no perciben la muerte y el negro destino
que ya encima les viene, pues todos caerán en un día.

2

DivinaComedia

Divina Commedia [Divina Comedia] (Dante Alighieri, 1304 – 1321, Poema épico)

si, en todas, todo su miembro destrozo
mostrase, del noveno foso insano
apenas ofreciera un vil esbozo.
Más que un tonel sin duelas, vi un fulano,
y entre todos por roto aquel destaca,
roto y maltrecho del mentón al ano;
colgábale entre las piernas la petaca
del mondongo y, con él, el triste saco
que lo que engulle lo transforma en caca.
Mientras mi pasmo y estupor aplaco,
me mira y con la mano se abre el pecho:
«¡Ve», dice, «cuál me hiendo y me machaco!
¡Mira cómo Mahoma está maltrecho!
Hendido del mentón hasta el copete,
va Alí delante, en lágrimas deshecho
Y todos los que ves de este piquete
sembraron el escándalo y discordia
en vida, y ahora se hallan en tal brete.
Hay un diablo detrás que cruel incordia
al que ve ileso, a punta de su espada,
hiriendo a todos sin misericordia

3

Iliada

Ἰλιάς[Ilíada] (Ὅμηρος [Homero], 760–710 a.C., Poema épico)

La cólera canta, oh diosa, del Pelida Aquiles,
maldita, que causó a los aqueos incontables dolores,
precipitó al Hades muchas valientes vidas
de héroes y a ellos mismos los hizo presa para los perros
y para todas las aves -y así se cumplía el plan de Zeus-,
desde que por primera vez se separaron tras haber reñido
el Atrida, soberano de hombres, y Aquiles, de la casta de Zeus.

4

MilYUnaNoches

ألف ليلة وليلة [Las Mil y Una Noches] (Varios autores, S. IX – S. XIV, Recopilación de cuentos)

Y siguió devanando el hilo de sus relatos, para interrumpirlo al final de cada noche y continuarlo durante la noche siguiente, siempre con el permiso del rey Shariyar. Y así pasaron mil y una noches.

5

MilYUnaNoches

A Midsummer Night’s Dream [Sueño de Una Noche de Verano] (William Shakespeare, 1595 – 1596, Comedia)

TESEO
Mi bella Hipólita, la hora de nuestras nupcias
Se acerca veloz. Sólo faltan cuatro días de gozo
Para que entre la luna nueva. Pero cuánto tarda
En irse esta luna vieja, que así retrasa mis deseos
Tal madrastra o viuda que dilapidara
La herencia del joven que la ha de heredar.

HIPÓLITA
Cuatro días que pronto se diluirán en noches.
Cuatro noches que, veloces, harán que los sueños
Barran el tiempo. Y así la luna, como un arco de plata
Recién dibujado en el cielo, será guardiana
De nuestra noche de solemnidades.

TESEO
Ve, Filóstrato,
Convoca a los jóvenes de Atenas para el festejo,
Despierta el ágil y franco espíritu de la alegría,
Devuélvele la melancolía a los funerales, para que
La pálida compañera no enturbie nuestra fiesta.
[Sale FILÓSTRATO.]
Hipólita, te cortejé con mi espada
Y para ganar tu amor te hice heridas, quiero
Sin embargo desposarte de modo bien distinto:
Con gran pompa, gloria y fiesta.

5


Οἰδίπους Τύραννος [Edipo Rey] (Σοφοκλής [Sófocles], 429 a.C., Tragedia)

Aunque seas el rey, se me debe dar la misma oportunidad de replicarte, al menos con palabras semejantes. También yo tengo derecho a ello, ya que no vivo sometido a ti sino a Loxias, de modo que no podré ser inscrito como seguidor de Creonte, jefe de partido. Y puesto que me has echado en cara que soy ciego, te digo: aunque tú tienes vista, no ves en qué grado de desgracia te encuentras ni dónde te habitas ni con quiénes transcurre tu vida. ¿Acaso conoces de quiénes desciendes? Eres, sin darte cuenta, odioso para los tuyos, tanto para los de allí abajo como para los que están en la tierra, y la maldición que por dos lados te golpea, de tu madre y de tu padre, con paso terrible te arrojará, algún día, de esta tierra, y tú, que ahora ves claramente, , entonces estarás en la oscuridad. ¡Qué lugar no será refugio de tus gritos!, ¡qué Citerón no los recogerá cuando te des perfecta cuenta del infausto matrimonio en el que tomaste puerto en tu propia casa después de conseguir una feliz navegación! Y no adviertes la cantidad de otros males que te igualarán a tus hijos. Después de esto, ultraja a Creonte y a mi palabra. Pues ningún mortal será aniquilado nunca de peor forma que tú.

6

Canterbury

The Canterbury Tales [Cuentos de Canterbury] (Geoffrey Chaucer, 1380-1400, Colección de cuentos)

¡Maldita sea la gracia! Estoy tan acostumbrado a soplar el fuego, que , supongo, eso me ha cambiado el color. No me paso el tiempo mirándome al espejo, sino trabajo hasta la extenuación y aprendo a transmutar metal en oro. Nuestros esfuerzos resultan vanos pues no conseguimos lo que esperamos y nunca alcanzamos nuestro objetivo. Engañamos a bastante gente y les pedimos prestado, digamos, una libra o dos, o diez, o doce, cualquier suma vale. Les hacemos creer que, por lo menos, podemos convertir una libra de oro en dos. Pero todo son mentiras, aunque tenemos fundadas esperanzas de poder hacerse y seguimos tratando de conseguirlo. Sin embargo, la ciencia de la alquimia es un reto tan lejano que, a pesar de nuestras promesas, se nos escapa tan deprisa que al final acabaremos mendigando.

7

Decameron

Decameron [Decamerón] (Giovanni Boccaccio, 1351-1353, Colección de cuentos)

Y como por la virtud y el buen juicio de este rey Agilulfo los asuntos de los lombardos iban bastante bien y en paz, sucedió que un palafrenero de dicha reina, hombre de muy baja condición por nacimiento, pero por otras cosas mejor que para un oficio tan vil, y tan atractivo y alto como el rey, se enamoró perdidamente de la reina. Y porque su baja condición no le impedía saber que ese amor suyo estaba fuera de toda conveniencia, como era discreto, a nadie se lo declaraba, y tampoco a ella osaba descubrírselo con la mirada. Y aunque vivía sin esperanza alguna de poder agradarle alguna vez a ella, no obstante se alegraba en su interior por haber alojado sus pensamientos en parte tan elevada; y como ardía todo en amoroso fuego, hacía calculadamente, más que ningún otro de sus compañeros, todo lo que creía que iba a complacer a la reina. Por lo que ocurría que la reina, cuando tenía que cabalgar, prefería montar el palafrén que él cuidaba mejor que a ningún otro, y cuando sucedía eso, él lo consideraba un grandísimo favor, y no se le separaba del estribo, considerándose feliz en el caso de que alguna vez pudiese tocarle las ropas.

8

Gargantúa y Pantagruel

La vie de Gargantua et de Pantagruel [Gargantúa y Pantagruel] (François Rabelais, 1532-1564, Novela)

-¿Por qué tiene el hermano Juan una nariz tan hermosa? – preguntó Gargantúa.
-Porque Dios lo ha querido así -respondió Grangaznate-. Él nos hace con nuestra forma y nuestro fin, según su divino arbitrio, como un alfarero modela sus vasijas.
-Porque llegó de los primeros a la feria de las narices -dijo Ponócrates-. Escogió una de las más bonitas y más grandes.
-¡Quiá! -dijo el monje-. Según la filosofía monástica, es porque mi nodriza tenía las tetas blandas: mientras mamaba, mi nariz se hundía en ellas como si de mantequilla se tratase, y allí subía y crecía como la pasta en la artesa. Las tetas duras de las nodrizas hacen a los niños chatos.

9

Genji

源氏物語 [La Novela de Genji] (紫 式部 [Murasaki Shikibu], S. XI, Novela)

-El autor no nos habla de personajes de carne y hueso con una vida «real» detrás de cada uno de ellos, sino que, habiendo conocido multitud de gentes y sido testigo de las cosas que les han acaecido, lo reelabora todo y lo pone por escrito a su manera para que otros puedan participar y aprender de ello, incluso las generaciones futuras. Ésta es la razón de ser última, pienso, de la novela. A veces el autor quiere escribir cosas agradables de sus héroes y nos lo adorna con cuantas cualidades positivas se le ocurren. Otras, en cambio, si de veras quiere dar una visión completa de la naturaleza humana, introduce elementos extraños o incluso maléficos en los caracteres de su obra. Pero siempre se trata de atributos que existen en el mundo real.