«I’m waiting for my man/
Twenty-six dollars in my hand/
Up to Lexington, 125/
Feel sick and dirty, more dead than alive»

Baste decir para presentar este disco que es, sin lugar a dudas, el disco de debut más importante de la historia del rock y uno de los más influyentes. Dicho ésto, así sin más, quedaría un poco flojo y se me podría calificar de charlatán. Trataré, pues, de argumentar tal afirmación, si bien no pretendo establecer aquí una estúpida lista de discos de debut más importantes. Pero examinemos qué otros discos podrían merecer tal afirmación. ¿Never Mind The Bollocks de los Sex Pistols? ¿Marquee Moon de Television, ¿Horses de Patti Smith? ¿Acaso no beben todos estos discos del de la banda de Lou Reed y John Cale de una y otra forma? Y aunque todos ellos son discos geniales e imprescindibles, no alcanzan el espíritu revolucionario y vanguardista de este disco ni esa sensación de haberse dado un cúmulo de coincidencias y de genios que se aúnan para formar una obra irrepetible. Y la repercusión de los anteriores no fue tan prolífica como la de la Velvet. Por citar algunas de las bandas que han mamado el sonido de la Velvet: Television, Ramones, Talking Heads, New York Dolls, Patti Smith, The Jesus & Mary Chain o Sonic Youth.

Producido por el artista pop Andy Warhol, el disco fue un fracaso comercial en su tiempo, pasando desapercibido, para luego convertires en un disco de referencia clave en la evolución del rock. Su publicación ya había sido también complicada. Grabado entre Abril y Mayo de 1966, no se publicó hasta Marzo de 1967 debido a problemas de censura por la temática de las canciones y a lo poco convencional del sonido. discográficas como Columbia, Elektra o Atlantic rechazaron el disco. También supuso un retraso en la producción del disco la elaboración de la carpeta con la famosa banana que decubría, al pelarse, la imagen de un rosado plátano sin piel. Finalmente, fue Verve Records, subsidiaria de Metro Goldwyn Mayer, la que accedió a publicar el disco. a pesar del retraso de cerca de un año desde su grabación hasta su salida a la calle, fue uno de los discos más vanguardistas de su época, ya de por sí inquieta. Por si ésto fuera poco, una vez publicado, hubo que retirarlo por problemas con la foto de la contraportada cuando la popularidd del disco comenzaba a ascender. En ella se veía al grupo en una imagen del show Exploding Plastic Inevitable sobre una proyección de la palícula de la Factory de Warhol Chelsea Girls (1967) en la que se veía a Eric Emerson cabeza abajo. Este último, que se encontraba atravesando un momento delicado económicamente debido a sus problemas con la justicia, demandó a MGM por utilizar esa imagen sin su consentimiento. Tras superar este bache, el disco ya no remontó el vuelo.

Es quizá el principal valor del disco, la total libertad con que se grabó. No había compromisos comerciales. Las sesiones de grabación fueron financiadas por Andy Warhol, quien se limitaba a sentarse y a elogiar a los muchachos. Así, se dio rienda suelta a dos talentos como John Cale y Lou Reed. El primero, un galés llegado a Estados Unidos para estudiar música clásica gracias a una beca y principal culpable de las ideas más innovadoras y experimentales del grupo, creando ese ambiente disonante tan característico. Lou Reed, por su parte, crea con su cruda literatura un universo plagado de yonquis, prostitutas, homosexuales y marginales, una crónica urbana lejos de la que describía la generación de las flores. Pero desgraciadamente, ambos talentos iban acompañados de una fuerte personalidad y, si bien los talentos se encontraron y combinaron a la perfección, la lucha de egos no tardó en llegar, terminando posteriormente con el despido de John Cale por parte de Lou Reed.

La banda la completaban el guitarrista Sterling Morrison, con quien Lou Reed coincidió en la universidad, y la batería Maureen Tucker, en sustitución del místico Angus McLise, quien pensó que el grupo se volvió comercial al empezar a cobrar por los conciertos. Maureen tenía una personal y básica forma de tocar la batería de pie y con mazos, evocando a los percusionistas africanos. A ellos se unió la modelo y actriz alemana Nico por imposición de Andy Warhol.

 

Tal exigencia no sentó nada bien en el grupo. Reed y Cale pensaban que estaban perdiendo el control, pero finalmente aceptaron para aprovechar la promoción que Warhol les podía proporcionar. Aún así, Lou y John le harían la vida imposible.

El disco comienza con “Sunday Morning”, una dulce nana cantada por Lou Reed con una cierta voz femenina, lo que llevó a muchos a creer que era Nico la que cantaba, pues era ella quien había cantado esa canción en los conciertos. Le sigue la narración en primera persona de la espera de un hombre a su dealer a ritmo de rock’n’roll en “I’m Waiting For The Man”. Tras la espera, llega Nico para seducirnos con su “Femme Fatale” (you better watch your step/ she’s going to break your heart) basada en la actriz Edie Sedgwic. Con el corazón roto por la mujer fatal, nos introducimos en el auténtico sonido Velvet Underground con la chirriante viola de John Cale creando el infierno adecuado para la letra bañada en cuero de Reed (basada en la novela sadomasoquista La Venus De Las Pieles de Leopold Sacher-Masoch) en “Venus In Furs”. Y llega la hora de correr con la guitarra de Lou Reed al más puro estilo rock’n’roll por una calada, o tal vez dos, en “Run, Run, Run”.

Acompañemos ahora a la cenicienta del avant-garde en una de las mejores canciones del álbum y favorita de Warhol (“All Tomorrow Parties”). Podemos sentir la heroína en nuestras venas con las subidas y bajadas de “Heroine”. “There She Goes Again” (con el riff de Hitch Hike de Marvin Gaye) ¿apología de la violencia física con las chicas malas o simple provocación? Prepárate a escuchar las más bellas palabras de amor en “I’ll Be Your Mirror” (I find it hard to believe  you don’t know/ the beauty you are/but if you don’t, let me be your eyes). La atormentada viola de John Cale vuelve a ser la protagonista de la fúnebre “Black Angel’s Death Song”. Con la orgásmica “European Son”, llegamos al final de este gran disco, una canción no apta para principiantes. En definitiva, sexo, drogas y mucho, mucho ruido.